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martes, 17 de abril de 2012

Se prestan la tarjeta sube

Es domingo a la tarde y en el barrio se fueron todos. Los quioscos están cerrados y no hay quién pueda vender carga para la tarjeta del colectivo urbano. Tras la retirada de los cospeles y el dinero en efectivo para subir, lo único que queda es “la solidaridad” del resto de los pasajeros. Desde hace casi un mes se ve “con más frecuencia” cómo son los mismos usuarios los que “se comercializan los boletos”.
Con la salida de las fichas, había quedado en el sistema de transporte un 3 por ciento de los usuarios que seguía pagando los viajes con dinero, pero desde que se eliminó este botón en la máquina de cobro, los choferes ya no tienen forma de emitir un ticket para dejar subir a un pasajero.
Según los cálculos que llevan los choferes de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), en cada parada siempre hay más de un pasajero que sube sin tener crédito en la tarjeta y apela a la buena voluntad de otro usuario para que le preste la suya a cambio del pago de 3,20 pesos (el costo del boleto).
“No se puede subir a los pasajeros con dinero, tampoco soy partidario de eso, es una costumbre que debe empezar a tener la gente de cargar la tarjeta. Pero hay barrios en los que no la pueden recargar, no hay. Y es ahí cuando otro pasajero le presta la suya y terminan pagando 4 pesos por el agradecimiento, ya que le hicieron el favor para poder viajar”, explicó a Día a Día Adrián Lentini, vocero de la UTA.
Ese 3 por ciento que subía al bondi en el último tramo con el cospel o con efectivo, es el que todavía se la sigue rebuscando para ver cómo viajar. Son los que lo hacen con el “pase tarjeta” o con la ayuda del “usuario solidario”.
Julio Maldonado es uno de los tantos pasajeros que vivió de cerca cómo es viajar con la ayuda de otros pasajeros, arreglando cuentas entre ellos para poder tomar el colectivo (ver “Solidaridad...”)
La percepción de los usuarios coincide con lo que contaron los choferes. Por ejemplo, identifican como los lugares más complicados para recarga de plásticos las zonas de Bouwer (donde circula el A9), Müller (E4) y barrio Autódromo (A7).
La UTA realizará este planteo ante en el Ministerio de Trabajo de la Provincia en una próxima audiencia, en la que se quejarán porque faltan bocas, por el mal estado de las tiqueadoras y por los problemas que se originan en el interior de los urbanos cuando un pasajero no tiene carga.
Fernando Gaviglio, de la empresa Red Bus, encargada de la logística de las tarjetas, explicó a Día a Día que “hay casi 850 puntos de recarga”, y que se sumaron en todos los CPC, donde no hay límite en los créditos. Desde la firma expresaron que no tienen registrados inconvenientes mayores porque falten sitios de compra de viajes. De acuerdo con el relevamiento de Red Bus, “sólo quedan cinco barrios chicos que no tienen bocas”.
“Menos del 5 por ciento puede quedarse sin crédito”, dijo.
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Solidaridad de usuario
Ayer (por el domingo) como pocas veces en mi vida, viajé en el transporte urbano de pasajeros de Córdoba. Como día domingo, el pasaje no era mucho, pero a medida que el colectivo avanzaba comienza a repetirse una situación quizás por demás incómoda.
En un día como el domingo, en cualquier barrio de la cuidad, los locales de “recarga” de tarjeta para abonar el pasaje no existen. De tal manera que las personas que subían al ómnibus le pedían a un poco gentil chofer (quizás agobiado por la situación) si les podía cobrar el boleto con dinero. Ante la negativa del mismo por cuestiones reglamentarias, y ya con el coche en movimiento, al pasajero no le quedaba otra que pedir la “colaboración” de alguna persona que le facilitara la tarjeta para pagar el viaje y pagarle a éste el boleto. Y así en un viaje que para mí duró 45 minutos, la verdad que perdí la cuenta de cuántos pasajeros fuimos “solidarios” con personas que en día domingo (y que creo no se reduce sólo a éste) necesitaban viajar.
A ver si alguna vez en la historia, algún cerebro, cerebrito o cerebruto se despabila y se logran a poner en marcha los mecanismos para que ya no sólo sea una pesadilla esperar más de 45 minutos el bondi, y que las personas dejen de convertirse en mendigos de la caridad de los demás, sólo por las falencias de la pretención de querer ser de un mundo que no somos. Podemos pensar en pagar con tarjeta en una unidad que más de una vez no tiene frenos, ni tiene piso, ni tiene cubiertas en buen estado o que por esas casualidades, ¿no se prenda fuego? Esto es sólo una pequeña reflexión de amanecido. Señores políticos y funcionarios (actuales, anteriores) por favor no crean que es algo personal contra ustedes.
Julio Maldonado, usuario del servicio urbano, que participó como periodista espontáneo en DíaaDía.com.ar.

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