La tarjeta Interlíneas ya se despide
Con el avance de la instrumentación del Sistema Unico de Boleto Electrónico -SUBE- desapareció de los puntos de venta la tarjeta Interlíneas, implementada tres años atrás para evitar la utilización de monedas en el autotransporte de la Región
Con el avance de la instrumentación del Sistema Unico de Boleto Electrónico -SUBE- desapareció de los puntos de venta la tarjeta Interlíneas, implementada tres años atrás para evitar la utilización de monedas en el autotransporte de la Región. “No tengo porque dejaron de entregarla”, respondió ante la consulta de un cliente el canillita del puesto de diarios y revistas de 7 y 54; igual explicación se ofreció en un local de diagonal 80 y 6 donde hasta hace unas semanas se expendía el cartón.
Interlíneas nació en los primeros días de marzo de 2009 y se presentó como solución a la crónica falta de monedas. Reemplazante de la tarjeta que hasta entonces era exclusiva de cada línea de colectivos, este sistema prepago para los viajes en micro permitió que se unificara el abono para el boleto de cualquier empresa de la Región, fuera comunal o provincial. Con un precio de $19 -equivalente a 10 pasajes de la segunda sección- terminó ganando terreno y su uso se generalizó.
Pero el sistema tuvo sus inconvenientes y despertó, muchas veces, la queja de los usuarios. Y es que por ser un abono confeccionado con un material de papel fue blanco fácil de roturas y rayaduras, y por eso, al menor rasguño la máquina lectora ubicada en las unidades deja de registrarla. Además, no fueron pocos los reclamos por las deficiencias detectadas en los aparatos ópticos, que aunque la tarjeta esté en buen estado en ocasiones la rechaza.
Ahora, a la Interlíneas la eclipsó el SUBE, y mientras crece el uso del boleto electrónico apenas hay un resto de usuarios a quienes les quedó saldo en la tarjeta de cartón y por ese motivo la utilizan, pero en el circuito donde se adquiría ya no se consigue más.
El SUBE, se sabe, es un sistema prepago que permite abonar con una sola tarjeta todo tipo de viajes, los de corta, media y hasta larga distancia. Funciona mediante una tarjeta de proximidad de valor almacenado -similar a una de crédito o débito convencional-, que no requiere de contacto con la máquina lectora y carece de vencimiento. El crédito, además, se recarga.
Interlíneas nació en los primeros días de marzo de 2009 y se presentó como solución a la crónica falta de monedas. Reemplazante de la tarjeta que hasta entonces era exclusiva de cada línea de colectivos, este sistema prepago para los viajes en micro permitió que se unificara el abono para el boleto de cualquier empresa de la Región, fuera comunal o provincial. Con un precio de $19 -equivalente a 10 pasajes de la segunda sección- terminó ganando terreno y su uso se generalizó.
Pero el sistema tuvo sus inconvenientes y despertó, muchas veces, la queja de los usuarios. Y es que por ser un abono confeccionado con un material de papel fue blanco fácil de roturas y rayaduras, y por eso, al menor rasguño la máquina lectora ubicada en las unidades deja de registrarla. Además, no fueron pocos los reclamos por las deficiencias detectadas en los aparatos ópticos, que aunque la tarjeta esté en buen estado en ocasiones la rechaza.
Ahora, a la Interlíneas la eclipsó el SUBE, y mientras crece el uso del boleto electrónico apenas hay un resto de usuarios a quienes les quedó saldo en la tarjeta de cartón y por ese motivo la utilizan, pero en el circuito donde se adquiría ya no se consigue más.
El SUBE, se sabe, es un sistema prepago que permite abonar con una sola tarjeta todo tipo de viajes, los de corta, media y hasta larga distancia. Funciona mediante una tarjeta de proximidad de valor almacenado -similar a una de crédito o débito convencional-, que no requiere de contacto con la máquina lectora y carece de vencimiento. El crédito, además, se recarga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario