Desde que manda la tarjeta SUBE en las boleterías, definitivamente se tarda más para tomar el tren. En las estaciones con más movimiento de pasajeros, las colas son una constante, no sólo en horas pico. En la zona el mejor ejemplo es Lanús, donde si uno sale con el tiempo justo a la mañana, seguro que va a llegar tarde a sus obligaciones.
Mauro Raimondi se lamenta en Avellaneda: “Pensé que con los días esto iba a mejorar, pero no. Acá se pierde un montón de tiempo. Peor que antes cuando uno pagaba con un billete de $ 50 para sacar un boleto de $ 2”. Un control confirma: “Sí, es más lento que antes. Incluso hay gente que viene a la boletería y pide cargar la tarjeta, pero no saca boleto. Se van a tomar el colectivo, pero saben que en la ventanilla les cargan y no cobran un plus”.
Los últimos datos que hay de pasajeros en los accesos a los andenes de Lanús indican que entre las 6.30 y las 9 pasan más de 6.500 personas. Eso sólo significa una explicación a colas de más de 15 metros en lo peor de la hora pico. Cuenta Fernando Gómez (45, obrero): “Perdí el tren por estar haciendo la cola con tanta gente y nadie me da un certificado para presentar en mi trabajo por estar llegando tarde”. A su lado, Alicia González (32, maestra) dice: “Ya llego tarde al jardín, esto es una gran desorganización, no controlamos nuestro tiempo”. Mientras que Fabián Bonino (23, estudiante) estima: “Tienen que hacer como en Constitución y dejar pasar a la gente para agilizar las colas”.
En Escalada, Manuel Vega destila bronca: “Viajo siempre especulando con un tren que viene de Ezeiza un poco antes de las 9, porque el que viene de Glew es imposible: se viaja como ganado. Y los que vienen de Claypole acá no paran”. Consultada la oficina de Prensa de UGOFE sobre las quejas de usuarios por las demoras, por teléfono y por mail, no hubo respuestas.
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